Cuando percibas que hace falta la comunicación, tal vez sea tarde para hacerlo


NOVEDAD EDITORIAL

lunes, 28 de julio de 2008

Hacia dónde va la medicina: La visión de Chopra


El periodista Andrés Oppenheimer realizó un programa especialmente dedicado a desentrañar “Hacia dónde va la medicina” y no tuvo mejor idea que tomar como eje de su cobertura a Deepak Chopra, el eminente médico indio radicado desde hace años en California, a quien en 1990 la Revista Times reconoció como “uno de los Íconos y Héroes del Siglo”. Chopra es un ferviente defensor y divulgador de la medicina ayurvédica y a sus 61 años, le reconoció a Oppenheimer no haber probado en su vida un remedio, ni siquiera una aspirina. Pero más allá de lo personal, este hombre sobre quien se deshacen en elogios, innumerables referentes del mundo de la filosofía, la ciencia, la política, la medicina alopática (tradicional) y ni hablar de las medicinas alternativas, dejó frases que ayudan a entender el por qué de varias de las cuestiones esenciales que nos rodean. “El 80% de los remedios que se consumen en occidente no van al fondo de la enfermedad que buscan curar; el 32% de los pacientes hospitalarios de los EE.UU sufren de enfermedades fruto de la sobre medicación y la mayoría de las publicaciones científicas están financiadas por los laboratorios de la industria farmaceútica”, manifestó Chopra ante un azorado entrevistador que está vinculado a la crema y nata de stablishment americano (donde reinan los laboratorios medicinales).

Los detractores de Chopra le endilgan el imperio creado en torno a su figura (que reposa en las nada austeras geografías de La Jolla, California), un sitio ciertamente diferente de las inclementes calles de Calcuta, donde Chopra se crió. Pero hay una contracara a esas críticas, que por supuesto no dejan pasar por alto los fuertes honorarios que Chopra percibe por sus charlas, amén de las regalías que generan sus 28 libros que ya están traducidos a 30 idiomas: Nada de lo que dice y hace el Doctor Chopra tiene efectos colaterales ni contraindicaciones. A pesar de su fuerte sesgo oriental, el bueno de Deepak ha sabido asimilar una práctica netamente protestante de la sociedad estadounidense, esa que fundó Max Weber en su “Etica del Capitalismo” y que establece que no es ningún pecado ganar dinero. Los pecados (para quienes son creyentes), en todo caso están en el mal uso de ese dinero y en esto es en donde Chopra seguramente puede sacar una fuerte distancia ética, de algunas “empresas de la fe y la calidad de vida”, como los Pastores electrónicos que frecuentemente almuerzan en la Casa Blanca con la familia Bush o tantos vendedores de píldoras milagrosas que se publicitan a través del ¡Llame Ya!.

Chopra es además un habilísimo comunicador que a través de sus charlas convence y vence a los prejuicios (¡en Argentina hay para hacer dulce!) y sus libros son apenas una de las varias vías de contacto con un público que aguarda ansioso cada salida de algún título suyo.

En tanto, los seres de carne y hueso que nos levantamos y acostamos luchando con nuestras dolencias físicas y nuestras falencias espirituales, recibimos algunas señales de que se puede vivir mejor. El doctor Claudio Lam, un especialista en medicina china que también entrevistó Oppenheimer, dejó un mensaje esperanzador al respecto: “no hace falta ser millonario para meditar todos los días 20 minutos; no hace falta ser millonario para tener prácticas de vida más sanas como el respirar y comer mejor y caminar más”. Siempre encontraremos excusas para no hacerlo, como también hay excusas para no hacer tantas otras cosas que nos reconciliarían con lo mejor de nuestra especie. Para terminar, otra gran enseñanza de Chopra: “…cuando amamos generamos hormonas de poderoso efecto antidepresivo y rejuvenecedor. No hay medicina más efectiva que el amor”. Si él lo dice…

Recomiendo: “Conocer A Dios. El viaje hacia el misterio de los misterios”, una obra maestra de Chopra. De este libro dijo el Dalai Lama: “Felicito al Dr. Chopra por este libro maravilloso que toca el tema de la espiritualidad con una visión científica. Estoy totalmente de acuerdo en que si queremos cambiar el mundo, hemos de empezar por cambiarnos a nosotros mismos”.

domingo, 20 de julio de 2008

LOS 10 ERRORES DE COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO


1. No hubo mando único. Se habla peyorativamente de la sociedad política que conforman la Presidenta y su marido, pero también tiene sus ventajas como por ejemplo la de establecer un juego de roles de discurso blando y discurso duro, que evidentemente no existió. Se vio otra cosa: una superposición de roles y discursos en el que ambos se enredaron. El gobierno enfrentó a una estrategia de comunicación muy bien pensada, surgida de un mando único donde nadie de los cuadros medios hablaba sin ser autorizado por los 4 referentes de la Comisión de Enlace. Ni siquiera las apariciones de Alfredo De Angelis fueron inorgánicas, formaron parte de ese juego de buenos y malos, duros y negociadores, establecido de antemano.

2. Discurso de aglutinación de adversarios. La estrategia de comunicación empleada por el Gobierno, terminó haciendo lo contrario de aquel precepto inglés del “divide y reinarás”. Hay tantos matices segmentados de comunicación como partes se agrupan en la vereda de enfrente. Y en la vereda de enfrente había grietas por dónde ensayar estrategias diferenciadas.

3. El eje de discurso centrado en la Sociedad Rural es anacrónico. Ha pasado mucho tiempo desde los paseos en carroza de Onganía y Videla, sobre la arena de la SRA en Palermo, que muchos de los jóvenes clase media de hoy, no vieron y no sufrieron. A ese público (que fue el más dinámico con sus cadenas de e-mail), lo hubiera sensibilizado mucho más otro tipo de ejes como el ecológico, que se trata en detalle más adelante.

4. Subestimó el poder de fuego comunicacional de sus adversarios. El emblema de esto fue el mini 17 de octubre que le organizaron a Alfredo de Angelis, cuando nada menos que un sábado a la mañana y con todas las cámaras de TV nacionales en Gualeguaychú, montaron una parodia de arresto que terminó por empujar automáticamente a las calles de las principales ciudades del país, a las pocas cacerolas que aún no habían sonado.

5. Eligió muy mal a sus voceros. Luis D`Elía, Edgardo Depetris o Guillermo Moreno, no son precisamente un pasaporte para conquistar a la sensible clase media argentina, esa misma que Eduardo Buzzi radiografió al decir que “hay mucha gente que sólo tiene dos macetas en su balcón y se solidarizó con el campo”

6. No manejó los tiempos en la confrontación de discursos ni de actos. Esto quedó patéticamente al descubierto cuando en los dos actos de “cierre de campaña” del martes 15, le dejaron otra vez servido el festín a los noticieros televisivos de la tarde/noche, con el campo cerrando la jornada. Ninguno de los dos actos se inició a horario especulando con eso y el gobierno no tuvo un Plan B para introducir algún elemento novedoso que sacudiera la tendencia derrotista, que ya preanunciaban las concurrencias a cada acto.

7. No aprovechó los recursos comunicacionales disponibles. Sólo en los primeros meses del retorno de la democracia, allá cuando Raúl Alfonsín comenzaba a gobernar, se apreció una alianza tan fuerte entre un gobierno y un núcleo importante de artistas e intelectuales como los que puede mostrar el gobierno K. Desde el 11 de marzo hasta el 15 de julio, ¿no hubo ninguna posibilidad de articular una herramienta comunicacional con esos mismos artistas e intelectuales, que tuviese más punch que una solicitada?

8. Perdió la batalla por la comunicación informal (vía pública e Internet). Mientras los celulares acusaban fuertes huellas de las poco espontáneas cadenas de mail enviadas por los estrategas de la Comisión de Enlace ruralista, ninguna respuesta pudo advertirse por parte del gobierno ni de sus aliados. Un hecho pinta la orfandad oficial: en las adyacencias de la sede del PJ capitalino en calle Matheu, no hubo el menor temor por parte de entidades ruralistas como Pampa Sur, para empapelar muros y columnas en las narices del aparato de Néstor Kirchner.

9. No supo instalar el eje comunicacional que más contradicción genera entre la clase media y el Campo: el ambiental. Véase por ejemplo el texto enviado por el presidente de la FUNAM, Raúl Montenegro, que consignamos debajo de esta columna. ¿Cómo se hubiese sentido Alfredo de Angelis frente a sus vecinos de Gualeguaychú, ante una estocada comunicacional a fondo sobre las evidencias de toneladas de agroquímicos que los campos de Entre Ríos vuelcan en el río Uruguay?. Según expertos, este pasivo ambiental es muy superior al que podría causar Botnia.


10. Eligió un muy mal momento para enfrentar al Grupo Clarín. El grupo empresario comunicacional más beneficiado por la biotecnología agropecuaria, fue embestido de manera torpe y sin medir su contragolpe multimedia. Esto es tan evidente que no merece mayores explicaciones, hasta el cadete de un medio periodístico lo sabe.

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MONOCULTIVO DE CEREBROS
Por Raúl A. Montenegro


Qué duro es sentirse minoría en un país de falsas mayorías.
Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entre sí cuando son cómplices necesarios del país sojero.
Que duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantes movilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento no salieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita.
Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte.

Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas.
Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos solo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales.
Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1.200 años, y que la soja los romperá en mucho menos tiempo.
Qué duro es recordar que el 80% de los bosques nativos ya fue destrozado, y que funcionarios y productores no ven o no quieren ver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados.
Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte, y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo ese monte.

Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena.
Qué duro es saber que miles de Argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja.

Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el estado no hace estudios epidemiológicos.
Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos, y que Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia Boliviana.
Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles de sacar que las topadoras y el monocultivo.
Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violan todos los días, impunemente, los derechos de generaciones de Argentinos que todavía no nacieron.
Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan.
Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel.
Qué duro es ver el rostro reseco de Doña Juana expulsada, de doña Juana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja.
Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos.
Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales sin justicia para que ingresen el endosulfán, las promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado.

Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche solo circularán en la casi clandestinidad mientras Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles de hectáreas en nuestro chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua. Muy cerca de ellos las cacerolas abolladas vuelven a la cocina.

(*) Biólogo. Premio Nóbel Alternativo (Estocolmo, Suecia) Presidente de FUNAM (Fundación para la Defensa del Ambiente) Profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) montenegro@funam. org.ar
www.funam.org.ar

martes, 1 de julio de 2008

Por qué está fallando la comunicación (primera parte)

LA COMUNICACIÓN ESTÁ FALLANDO PARADOJICAMENTE EN EL MOMENTO EN EL QUE MAYORES RECURSOS TECNOLÓGICOS Y HUMANOS SE DIPONEN PARA OPTIMIZAR LA CONECTIVIDAD ENTRE PERSONAS E INSTITUCIONES. En la era de internet, y los sofisticados dispositivos móviles como I Phone, Black Berry, Palm Treo o Ipaq, se asiste al más ridículo catálogo de fallas de comunicación, por parte de funcionarios, empresarios y comunicadores, atiborrados de recursos tecnológicos.
NUNCA ANTES SE DISPUSO DE TANTOS CANALES DE COMUNICACIÓN Y POCAS VECES TAMBIÉN SE HAN REGISTRADO TAN SERIOS PROBLEMAS PARA ESTABLECER DIALOGOS A TODAS LUCES NECESARIOS.
En primer lugar bueno es asomarse al escenario global y comprobar que aquello que ocurre en nuestro medio con la mala comunicación, también ocurre en otras latitudes. La propia Hillary Clinton no escapó a las fallas de comunicación en su estrategia de campaña, para las primarias de su partido. Allí están las consecuencias a la vista con Obama ya entronizado como candidato demócrata para las próximas presidenciales de los EEUU. Mientras la senadora repasa cada paso de su accidentado trayecto, su contrincante es citado como caso de estudio en ciertos think tank de comunicación por sus aciertos sobre todo en materia de recaudación de fondos por canales informales como internet y por su eje discursivo basado en una estrategia de comunicación que privilegió el contacto más cercano y desacartonado con los ciudadanos medios.
Como le ocurriera a Mrs Clinton, tampoco ha sido un manual de buenas prácticas en comunicación, lo hecho por monsieur Sarkozy y su mezcla continua de alcoba y protocolo de estado. A tipos tan particulares como los franceses, no les resulta aceptable semejante confusión de escenarios. Allí están también los resultados con una imagen presidencial gala en franca caída.
Sin embargo hay una diferencia abrumadora entre los casos antes citados y lo que ocurre en nuestro país, por el lado de las consecuencias que traen aparejadas las malas o ausentes estrategias de comunicación de los dirigentes. En los EE.UU o en Francia, el escenario institucional no se reciente por los desaciertos comunicacionales de sus líderes. ¿Hace falta entrar en detalles sobre cómo funciona esto mismo en la Argentina?.
La siguiente pregunta a formularnos sería si la comunicación disimula las falencias políticas y es probable que las respuestas vayan en dirección afirmativa y con una urgente aclaración: disimular no es solucionar. Sin embargo disimular errores permite ganar tiempo, cosa que en política (incluso corporativa), puede ser muy útil en tanto ese tiempo se invierta en rediseñar la estrategia. En la actividad empresarial esto generalmente se hace, en la actividad política sencillamente no. ¿Por qué la misma sociedad que interpreta como un acto de madurez de parte de un empresario el reconocer su error, interpreta como una debilidad política que un funcionario reconozca también su error?.
La sociedad argentina no ha perdido su fuerte sesgo hipócrita y hasta la clase periodística hace gala de una paradoja que resulta cruel en este tiempo: se pide de las máximas autoridades actos de humildad y autocrítica (que ningún formador de opinión pública por otra parte hace) y se señala debilidad en el ejercicio de la autoridad, cuando esas mismas autocríticas aparecen de boca o en los hechos de los funcionarios.
Falta humildad en las autoridades, falta sinceridad en los ciudadanos y falta coherencia en los formadores de opinión, que como ya es sabido no forman opinión en un solo sentido (el de los ciudadanos ávidos de información), sino que también forman opinión en los funcionarios que están cada vez más necesitados de conectividad con la sociedad. Más que fallas de comunicación, estamos asistiendo al espectáculo complejo de una comunicación que en las letras de molde de los grandes diarios, expresa una uniformidad de paradigmas, sintetizados en los siguientes ejes:
· Autoridad-gobernabilidad-órdenes, por oposición a:
· Debilidad-ingobernabilidad-estado de asamblea
Hay otro enemigo mortal de la buena comunicación política y es la celeridad de los tiempos. El ordenador sobre el que escribo estas líneas, está montado sobre una plataforma informática que ha aumentado su velocidad en progresión geométrica, desde aquel paleolítico Pentium I que soportaba los primeros procesadores de texto a hoy. Hasta los deportes acusan un fuerte cambio en la velocidad y se valora paradojalmente a aquellos que en el vértigo son capaces de aportar su cuota de pausa, paso imprescindible para la serenidad y la mejor resolución. A Arturo Illia lo denostaron con el mote de “tortuga”, quien sabe si acaso por nefasta oposición con otros presidentes cuya “rapidez” nos depositó en donde estamos. Acaso el mejor ejemplo de paradoja en la comunicación política, sea aquel “…dicen que soy aburrido”, que comunicó impecablemente la idea elaborada por un mago de la propaganda política, que obvió el pequeño detalle de no sopesar si su “cliente” respondería en la práctica a semejante carga de expectativas. Después de todo, a ese mismo presidente algún opinólogo de revista política seria, lo profetizó como “el Kennedy argentino”… y siguen las firmas.
La comunicación puede disimular errores, pero no hacer milagros…



LA EXCEPCIÓN: EL CASO DE LA CORTE
Los problemas de comunicación en el marco institucional encuentran su excepción en el caso de la Corte Suprema de Justicia, una de las instituciones más denostados y desprestigiadas de la década de los 90. Luego de aquel negro periodo en el que nuestro máximo tribunal jurídico se sumergió en el fangal, la impronta de sus nuevos integrantes y el prestigio de esos mismos juristas, han oxigenado a la Corte y la van reconciliando con los ciudadanos de a pie, sobre todo aquellos que no tienen como patrocinadores a los mejores o más mediáticos estudios de abogados, esa inmensa marea de ojos y oídos que durante la década en la que se transfirió buena parte del patrimonio nacional, se mantuvo pasiva aunque fuera del paragüas que esa misma Corte colocaba sobre las cabezas de los pocos que hacían negocios con el capital de muchos, como luego ocurrió con el tristemente célebre corralito. La incomunicación de aquella Corte de los 90 con la sociedad, es simétrica a su desprestigio. Ese camino desandó esta nueva Corte que hoy tenemos, en la cual algunos de sus integrantes no temen dar declaraciones y hasta permitirse presenciar algunos actos en los que se los ve como más cercanos al común de los mortales. Hay allí una nueva forma de vincularse con los ciudadanos, una estrategia de comunicación que probablemente no provenga de ningún gurú de esos que fatigan los pasillos de ministerios o de la propia Casa Rosada. La elevada y fuera de toda discusión, capacidad intelectual de los miembros de esta Corte, es el reaseguro de una comunicación que simplemente fluye…