Cuando percibas que hace falta la comunicación, tal vez sea tarde para hacerlo


NOVEDAD EDITORIAL

viernes, 1 de julio de 2011

HACE FALTA UNA SÍNTESIS Y UNA BURGUESÍA QUE LA IMPULSE

Facsimil del Edicto de Granada
que decretó la expulsión de los judíos
de España en el siglo XV

La era está pariendo un corazón,

no puede más,

se muere de dolor

y hay que acudir corriendo

pues se cae el porvenir

en cualquier selva del mundo,

en cualquier calle…

Silvio Rodriguez



Por Gustavo Márquez

Los Indignados españoles, parecen personajes de una obra maestra de Norman Mailer o Truman Capote, esos talentos del nuevo periodismo que alguna vez nos enseñaron que el relato puede construirse en un delgado hilo, que se teje entre continuos saltos adelante y hacia atrás. Madrid y Atenas, abren sus calles para que la protesta popular se extienda como un fluido vital, entre esas venas abiertas que las sociedades española y griega muestran al mundo. Para algunos argentinos, esas imágenes solo remiten a calles que tienen el encanto del turismo hacia Las Cibeles o el Partenón. Para otros argentinos, esas imágenes representan una familiaridad con un pasado de hace una década en otras calles y lugares de la Argentina, que hoy son disfrutados por turistas de todo el mundo y donde hace 10 años dejaron sus vidas 37 argentinos reprimidos por el gobierno de Fernando de la Rúa. Nuevamente los maestros del relato periodístico novelado, nos enseñan que esos saltos atrás, pueden tranquilamente ser un salto adelante. ¿Para dónde quiere ir la sociedad argentina? Cómo en las complejas fórmulas algebraicas hay que empezar por despejar los signos del polinomio y entonces llegar más tranquilos al resultado final.

La ausencia de burguesías nacionales

Ni España ni Grecia son países industrializados. Tal como lo indica su propia historia, España fue incapaz de traducir el oro de sus colonias en un puente que le permitiera entrar en la modernidad capitalista. Esos capitales migraron de España a Inglaterra para ser con posterioridad la razón de ser de la burguesía que impulsaría la Revolución Industrial. Previo a ello, hubo un cambio de paradigma energético de lo contrario la máquina a vapor no hubiera tenido alimento del cual nutrir a toda una actividad industrial y una nueva sociedad que se formó a su impulso. El carbón vegetal fue reemplazado por el coque, llegando así al vapor y de éste al petróleo. La sociedad occidental tuvo en la burguesía al nervio motor ya sea en la Florencia renacentista, la Londres metrópolis del parto financiero o las urbes alemanas que rápidamente pasaron a procesar acero. El mundo fue otro en poco tiempo. España, esa potente colonizadora de ultramar, se había privado de cambiar sus paradigmas y abortó a su burguesía transformándola en un nonato por el que hoy paga un alto precio. La España de la burbuja inmobiliaria alimentada por igual por socialistas felipistas y populares de José María Aznar, se encontró un día frente a un espejo que le devolvió su real dimensión.

Y POR ACÁ…

El primer peronismo y algunos retazos frondicistas no alcanzaron para entramar una burguesía como la que sí construyó Brasil a partir de Getulio Vargas. Nada más que en 7 años (2003 al 2010), Argentina comprobó en carne propia que el proceso de industrializar un país no es una quimera pero requiere continuidad de visiones y de políticas. Los números hablan en forma contundente: la participación de los trabajadores en el PBI es recién ahora la misma que encontró Héctor J. Cámpora al asumir el poder en 1973. En 1976, antes de la dictadura militar, la Unión Obrera Metalúrgica tenía 500 mil afiliados; a la salida del menemismo sólo había 75 mil afiliados al mismo gremio y en 2011 la UOM tiene 300 mil afiliados. Con un detalle de lectura fina que merece hacerse: estos 300 mil afiliados metalúrgicos de hoy equivalen a más del doble de aquel medio millón del 76, dado que el natural proceso de incorporación de tecnologías es claramente expulsivo de mano de obra. Durante los 90 las escuelas técnicas (incubadas durante aquel primer peronismo de los 40 a 50), fueron devastadas y ni hablar de cómo se comportó la matrícula en las distintas ramas de las facultades de ingeniería, al punto que es un lugar común escuchar en el sector productivo, la demanda insatisfecha de ingenieros capacitados y con experiencia para los retos que plantea una economía en expansión con tasas chinas de crecimiento. El propio Néstor Kirchner ponía nombre propio a este proceso con un continente al que le falta aún parte del contenido. El continente es ese “capitalismo nacional” del que hablaba Kirchner y parte de ese contenido faltante es nada menos que uno de los grandes protagonistas: la burguesía nacional.

TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A …

En los albores de la Eco Cumbre de Rio en 1992, Naciones Unidas convocó a un grupo multisectorial de empresarios y emprendedores para analizar lo que luego sería el célebre Informe Brundtland que paralelamente y no en forma casual, generaría en el mundo económico la aparición de un libro que sintetizaba una declaración de principios como sugestivamente lo indica su título: Cambiando el Rumbo. Había nacido el concepto del Desarrollo Sustentable.

Duro es reconocer que la Argentina de hoy todavía no atravesó la puerta de la modernidad al carecer de burguesía nacional; no atravesó tampoco la puerta que la deposita en el camino del Desarrollo Sustentable, aunque ha recuperado terreno en los rudimentos de un perfil de país con industrias y en camino a la industrialización

Parir una síntesis no es cosa de todos los días en la historia de un país. Es preciso que coincidan varios factores y que un hilo conductor, un factor aglutinador, se ocupe de articular actuando como una ola sobre la cual esos factores puedan surfear. Es evidente que al igual que en otras etapas de nuestra historia como en el primer peronismo; en el 73 con el retorno de la democracia, o 10 años después con el triunfo alfonsinista y la definitiva vuelta a la normalidad institucional, ahora también están dadas las condiciones para realizar una gran síntesis que permita estructurar un proyecto que a los objetivos clásicos del industrialismo, le sume los principios de la sustentabilidad del informe Brundtland; y el alerta que pensadores como el mismo Jeremy Rifkin, trazan al hablar de los límites que el desarrollo económico tiene, si se toman los principios de la Ley de la Termodinámica, sobre todo el segundo que establece que “la energía total del universo es constante y la entropía total aumenta continuamente”. Los procesos industriales se basan en una transformación de la energía, el petróleo es hoy la base de esa transformación de los restos fósiles en combustibles que mueven casi todo lo que tenemos y ocurre a nuestro alrededor. Cuando transformamos la energía, se pierde parte de lo disponible para producir un trabajo útil y esta cantidad perdida es lo que el físico alemán Rudolf Clausius llamó entropía. Según Rifkin, la aplicación inexorable de la segunda Ley de la Termodinámica es lo que explica, por ejemplo, el colapso de una civilización basada en el paradigma hidráulico, como lo era el Imperio Romano y por extensión puede trasladarse el mismo esquema de insustentabilidad a la actual civilización apoyada casi excluyentemente en el paradigma del petróleo. La síntesis debe tener en cuenta esa hipótesis real: el crack de una economía basada en una matriz energética perimida y además dañina para la salud de los ecosistemas. Frederick Soddy, premio Nobel de Química, afirma que las Leyes de la Termodinámica deciden en última instancia el ascenso y la caída de sistemas políticos, la libertad o exclavitud de pueblos, los movimienos del comercio y de la industria, el origen de la riqueza y de la pobreza y el bienestar material de la humanidad en general.

¿Cuánta agua, aire y tierra hay en cada tonelada de comoditis agrícolas exportados? La síntesis demanda estar a tono con una nueva era y más que parir un corazón, debemos iluminar la inteligencia.

jueves, 24 de marzo de 2011

LA AGENDA AMBIENTAL PERFORÓ LA AGENDA POLÍTICA, ¿PERFORARÁ TAMBIÉN LA AGENDA ELECTORAL?



Por Gustavo Márquez

La pregunta que titula esta columna no es menor y su respuesta conduce a un lugar en el que peligrosamente, el sistema partidario necesita de una amplificación mediática. LAS FUERZAS POLÍTICAS SE HACEN ALTAMENTE DEPENDIENTES DE LOS GRANDES MEDIOS. Es lo que experimentó Proyecto Sur en las últimas elecciones a legisladores en la Ciudad de Buenos Aires. Aprovechando el malhumor social a raíz del enfrentamiento entre el gobierno nacional y la hoy extinta Mesa de Enlace, las huestes de Pino Solanas cabalgaron sobre esa grieta de la opinión pública porteña, instalando temas que paradójicamente no corresponden al territorio de la CABA: Minería y Glaciares; sojización y monocultivo; extranjerización de la tierra; defensa de los recursos estratégicos como el agua y los hidrocarburos, entre los más destacados. Son ejes sobre los que el discurso político impactó de lleno, luego de que los medios se encargaran de “sensibilizar” a la opinión pública para que se pronunciara electoralmente. La combinación fue potente y significó por ejemplo, el ocaso de Elisa Carrió como referente de la Capital y un serio llamado de atención al macrismo que no tiene en la política ambiental a uno de sus puntos fuertes, más bien todo lo contrario. A menos claro, que se piense que las artificiales playas “amarillas” que balconean el Río de la Plata, sean la expresión más excelsa de la política ambiental porteña, cosa que probablemente sea cierta. Balcones casi VIP, sobre un Río al que no se puede ingresar sin el riesgo de poner en serio peligro la epidermis y los intestinos de los aventurados balñeantes.

AMBIENTE, POLÍTICA Y ELECCIONES

Así como el conflicto con Uruguay por la instalación de la pastera UPM-Botnia y el Fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre el Matanza-Riachuelo, marcaron el ingreso de lo ambiental a la agenda política, es probable que algunos asesores de imagen y estrategas de campaña se interroguen sobre cuál sería el disparador ecológico que pueda ayudar a mejorar el desempeño electoral de un candidato. Esa percepción tan superficial equivaldría a sólo depender de una catástrofe que pueda torcer el rumbo (en el caso de la oposición) o de la ausencia de esa catástrofe que permita seguir haciendo la plancha (en el caso de los gobiernos, ya que sabido es que lo ambiental impacta primero en los gobiernos locales y luego en el nacional). Cualquiera de esas visiones es errónea ya que ignora la presencia de un actor clave en la política de hoy: la juventud y su clara preocupación por los temas ambientales. Estos últimos, son de los pocos aspectos de la política donde se observa una brecha generacional importante, basta observar encuestas de insospechada seriedad (realizadas por el ámbito académico y parte del tercer sector -ONG´s-), para advertir que los jóvenes tienen otra mirada que sus mayores sobre cuestiones como la disponibilidad de agua; la contaminación del aire; la degradación de la tierra; la disposición final de los residuos; la orientación del consumo hacia parámetros sustentables; etc. Ese es uno de los grandes desafíos para las fuerzas políticas que se proponen llegar al poder para transformar la realidad. Una realidad que además presenta algunas llaves clave en el marco de la contradicción desarrollo-deterioro ambiental y social:

· A más producción, más generación de residuos peligrosos…

· A más producción, más utilización de recursos naturales y demanda de energía (cuya curva ascendente impacta en el cambio climático, si se utiliza la matriz actual basada en el uso de combustibles fósiles)

· A más consumo, más generación de residuos domiciliarios

· A más desarrollo,… ¿menos calidad ambiental?

El debate político se enriquece con la incorporación de estos temas, que tal como alguna vez lo dijo Al Gore, “son el cimiento de la Tercera Revolución Industrial”.

QUIÉNES MARCAN AGENDA EN CADA FUERZA POLÍTICA

Históricamente, los partidos políticos argentinos han contado con sus equipos técnicos desde los cuáles salieran las plataformas electorales y luego algunos cuadros de gobierno. Energía, relaciones internacionales, economía, obras públicas, educación, justicia, defensa, han sido las áreas de desarrollo preponderantes en este contexto. Los paradigmas clásicos de desarrollo, industrialización y la visión de los recursos naturales como fuentes inagotables para las dos categorías anteriores, entraron en crisis ya en la década de los 70, pero los países de la región estaban cruzados por dictaduras primero y después, por la pesada carga de la deuda externa y la exclusión social que dominaron la escena de los 80 y 90. Esto explica por qué la región de la UNASUR tiene un retraso de 20 años en su política ambiental. La Argentina está reingresando y con mucho esfuerzo en el consenso social de que la industria es un pilar indispensable del crecimiento y que éste no siempre es sinónimo de desarrollo. Estar en el camino franco del Desarrollo, significa que toda la sociedad reciba los beneficios del crecimiento y que todo ello sea en un marco del equilibrio territorial, sin perder la visión estratégica de la importancia de los recursos naturales y la presión que sobre ellos genera inexorablemente el desarrollo. A esto debe agregarse el escenario internacional donde sólo existen intereses y no amistades. Ese es el paradigma de la sustentabilidad, que por cierto es bien distinto del que planteara Anne Kruegger, mandamás del Fondo Monetario Internacional, a comienzos de la década pasada y que en coincidencia con el default argentino, planteaba que hay países inviables (el nuestro por ejemplo), a los que había que estrangular ejemplificadoramente. Esta versión de la sustentabilidad se basa en la certidumbre de que los cementerios no devuelven los préstamos. La sustentabilidad verdadera, es la que nuestro país ha emprendido con muchísimas lecciones para aprender y en donde la variable ambiental aún es una deuda pendiente, pero no con el FMI, es una deuda con los argentinos.

miércoles, 19 de enero de 2011

QUE SERÁ,..QUE SERÁ


Por Gustavo Márquez

Lo que persiste en el fracaso, ¿es la política ambiental, o las personas que se designan al frente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación? Pensar que la cosa se resuelve removiendo nombres, es suscribir la tésis de los funcionarios "providenciales", que aciertan con un par de pases mágicos y solucionan los problemas (el Riachuelo por ejemplo), de la mañana a la noche. Debiera por una vez pensarse que el fracaso ha sido de la política y del sistema impulsado para ejecutarla. ¿Puede enderezarse la situación de crónico deterioro ambiental de toda una extensa cuenca hídrica, que involucra a 14 jurisdicciones (Nación, Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 11 municipios), sólo con voluntarismo? La respuesta está a la vista de todos, menos de quienes quieren que nada cambie.
El mismo día que se anunciaba la designación de Juan José Mussi al frente de la Secretaría de Ambiente de la Nación, propuse en mi columna de Radio del Plata, que se invirtiera el mecanismo hasta aquí aplicado en estos casos y se listara primero qué cosas hacen falta para que CAMBIE LA POLÍTICA y EL SISTEMA QUE LA CONTIENE.
Sin que se interprete como una chicana de bajo nivel, sería apropiado que los referentes de la oposición propusieran de cara a la sociedad, qué tipo de política ambiental debe aplicarse en la Argentina. Tanto reclamo que se ha hecho respecto de la necesidad de que el oficialismo dialogue con la oposición y brinde la oportunidad de debatir sobre los grandes ejes de la gestión, ¿cómo puede ser que en gran parte del arco político opositor, no se advierta ni una sola muestra de alternativa viable, para emprender una política ambiental que sea ponderada por los ciudadanos como contracara a lo ya conocido?
Será que esa alternativa es tan buena, que no se la exhibe por miedo a que sea rapidamente tomada por el oficialismo sin pago de copyright, o será que no existe...